2.14.2011

Alopecia. Cuento publicado en Palabras Malditas.Net



Todo comienza esta mañana, cuando aparece una idea original en la cabeza de alguien, digamos que es alguien a quien le llegan ideas originales frente a la computadora y nunca logra escribirlas. Pongamos que tiene un nombre, pero no se menciona, puesto que apuesta por el anonimato: es el anónimo dos mil, en un país de 100 millones de habitantes, o bien podría ser el trescientos en un país pequeño: es lo de menos. Lo demás es que se ha quedado solo con una idea original en la cabeza. Su cabeza es calva, quizá por eso tiene ideas originales, pero por eso también está solo.

¿Por qué me dejas? ¿Porque soy calvo?

No, porque eres un hombre calvo

Así fue el diálogo esta mañana, los mejores diálogos se dan por la mañana, para eso se crearon las mañanas. Pareciera una broma absurda, pero es cierto: esta mañana ella lo dejó porque era un hombre calvo. Quizá si hubiera sido un medio hombre no tan calvo y hubiera sido otra mañana, jamás lo hubiera dejado. Pero así sucede cuando no hay nada más que decir. Uno puede tener mucho pelo, pero frente a una mujer decepcionada y decidida es demasiado probable que te miren como un hombre calvo y te abandonen.

Entonces, ¿te vas?

Sí.

La pregunta había sido la respuesta, que en toda relación debe de hacerse, de no hacerla se corre el riesgo de parecer loco, pero es mucho más triste ser abandonado por ser calvo y no por ser loco, al menos así lo sintió esa mañana de inédita franqueza pues con anterioridad a otras mujeres les preguntó lo mismo y le dijeron loco y él pudo superar la ínfima desgracia, porque un abandono por locura es un lugar común, pero ante la calvicie es un martirio.


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