12.02.2008

Mostaza, de Elena Méndez



MOSTAZA


Para JC


Métete la mota en los calcetines, me dijo, y ahí voy en chinga, pero estaban guangos, Güey, me está temblando la rodilla, ¿qué tal si nos tuercen los pinches guachos? Trae pa’ acá, bruta, me la arrebató, Voy a meterla en un cierre secreto de la mochila, Cómo serás de pendejo, fúmate los churros en la casa, ves que Culiacán está lleno de retenes, No pasa nada, cabrona, límpiate las manos con este gel, trágate un chicle, ahorita se nos quita la peste, Chale, yo creo que debería autorizarse la mota para consumo personal, como en Amsterdam, pero este es un pinche país subdesarrollado, ¿Estás de acuerdo en que legalicen la mariguana? Sí, de todas maneras la raza se pone sus toques, ¿sabías que la reina Victoria tomaba su tecito de mariguana para que le quitara los cólicos menstruales? ¿A poco? Sí, tiene propiedades medicinales, Pos mira, yo he tenido viajes bien chilos, vuelvo a la infancia, se me olvidan todos los problemas, aparte una bolsita de 50 pesos me rinde un chingo, no como los cigarros, No deja de parecerme algo estúpido, insistí mientras deambulábamos en el auto, buscando un domicilio, No sé, yo nunca podría ser grifa, hasta el café me jode, sin embargo, pienso que debe legalizarse la droga pa’ que dejen de estar chingando; que sea algo acá, regulado, que paguen impuestos y todo, pero nadie mata a la gallina de los huevos de oro, mijo, Pos sí, morra, y el bato ya histérico porque no dábamos con el domicilio en Loma Linda, nos habían avisado que cerca de ahí estaban los milicos, yo seguía temblando machín, Sabías que nomás veníamos a entregar unas fotos, te pasas de vergas, Tá bien, pues, ya no lo vuelvo a hacer, y entonces volvimos a marcarle a mi amiga, Ah, ya sé por dónde, y ahí vamos a subir otra loma, que de linda no tiene nada, Ahí están los pinches guachos, me va a dar chorro, Cómo serás de culona, y yo figurándome la peor tragedia, ¡Y ándale! ¡Atrapan a dos hermanos mariguanos!, léalo en su periódico El Debate de Culiacán, pero nada, parecía que estaban tomando el sol los ingratos, fuimos y dejamos las fotos, no nos regatearon, milagrosamente, Vete despacio, que no parezca que andamos huyendo, a ver si agarras la onda, puto, si nos hubieran torcido, imagínate: mi Amá, la Carmen, todos bien agüitados, qué gacho; ¿me vas a hacer caso? Tá bien, repetía, quizá soñando en su próximo viaje.


[El cuento está publicado en La movida literaria. Gracias L., por la dedicatoria, un beso]