8.03.2010

circe

I

mordiendo los silencios
de tu cuerpo
están mis manos

ciegas en el roce eterno
de tu espalda
se derivan ecos matinales
de paloma

suaves hojas se desprenden de tu pelo
y van cayendo tibias
sobre el arroyo de tu pecho
canta el otoño en nuestra cama.

II

¿por qué mirar en una hoja la eternidad del mundo?
transida de angustia por un guiño del invierno
¿a qué distancia está el ahora?
cuánta pasión se hiela en el presente.

III

mordiendo la luz están los cuerpos
traslúcidos de impúdico brillar
como una larga danza de veranos
revelan su fulgor tras una sombra de vitrales

IV

¡cuánta dulzura hay en tu vientre!
eterno de melancolía, de antiguos árboles de seda
que llenan de fragancia mis anhelos
trashumantes de fatiga en pleno vuelo

Circe en las rocas errantes
haces primaveras de flor sobre mi pecho
hilas tus redes de cielo en mi agonía
dejas tu sed sobre mi boca.

Amor

¡Cólmame de tus silencios!
como una raya de vida
de palomas
que se inflame el calendario
adusto
en esta noche suspendida

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