7.03.2008

Resplandor

El cuarto está oscuro.

Él sabe que abajo tiene el revólver, lo palpa, lo aprieta, escucha que los pasos se acercan, el sonido es casi perceptible, pero él intuye, huele, esto le produce un leve temor que va disminuyendo conforme el otro se aproxima, sabe que está solo, al menos hace unos minutos, se piensa inmortal mientras coloca el dedo en el gatillo, siente en su yema el frío metálico que le produce escalofríos y lo hacen moverse.

Cae un vaso.

El sonido casi perceptible de hace unos instantes desaparece.

Entonces enciende la luz: la puerta se encuentra cerrada y los objetos están en su lugar. Recorre el lugar con sigilo. Cuando verifica que todo está en orden, extiende el brazo, apaga la luz y siente una mano en su hombro.

Voltea, rápido (jala el gatillo)

Afuera, en la calle, un tipo de sombrero observa por la ventana cómo el cuarto se ilumina por un momento.

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