
Detrás del silencio
Por Juan Carlos de León
A D. y F. creadores del monstruo y el ángel
La oficina del notario Arriaga se hallaba en la vieja zona industrial de la ciudad, alejada del centro; un sitio improbable para contar con un negocio de notaría, un despacho apartado entre la congregación de antiguos almacenes reconvertidos en prostíbulos y escondites de heroinómanos. En los amplios márgenes de sus calles se hacinaban esqueletos de camiones pintarrajeados con grafittis. El sol del mediodía hacía daño a los ojos. Filiberto ocultó los suyos tras unas gafas negras y comprobó una vez más que la dirección del lugar coincidía con el viejo edificio que había frente a él. Entró y tocó en una puerta de madera carcomida.
El cuento puede leerse completo en Punto en Línea:
http://www.puntoenlinea.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=84&Itemid=1
La oficina del notario Arriaga se hallaba en la vieja zona industrial de la ciudad, alejada del centro; un sitio improbable para contar con un negocio de notaría, un despacho apartado entre la congregación de antiguos almacenes reconvertidos en prostíbulos y escondites de heroinómanos. En los amplios márgenes de sus calles se hacinaban esqueletos de camiones pintarrajeados con grafittis. El sol del mediodía hacía daño a los ojos. Filiberto ocultó los suyos tras unas gafas negras y comprobó una vez más que la dirección del lugar coincidía con el viejo edificio que había frente a él. Entró y tocó en una puerta de madera carcomida.
El cuento puede leerse completo en Punto en Línea:
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